En un pequeño cerro, próximo al límite con Almohaja, se halla el poblado ibérico del Puntal del Tío Garrillas. En él se conservan restos de una interesante muralla. A unos cien metros se localizan una serie de grabados esquemáticos que representan a jinetes con los brazos en alto. Se ha supuesto que los grabados pudieran ser anteriores al poblado, ya que se localizaron fragmentos cerámicos datables en la Edad del Bronce.

A dos kilómetros de la población, en el paraje llamado Los Ares, se alzan los restos de un castillo que, junto al de Rodenas, constituía la línea defensiva norte del señorío de Albarracín. Entre sus ruinas se distinguen dos recintos, un aljibe y varios lienzos con saeteras redondas, aunque el elemento más impresionante es la gran torre cilíndrica, llamada del Buco.

En la iglesia de Santa Catalina se distinguen dos fases constructivas: la primera corresponde al momento de su edificación, a mediados del siglo XVI, con sus bóvedas de crucería y la portada, con un elemental diseño manierista; la segunda se data en torno a 1775, cuando fue ampliada la cabecera, al quedarse pequeño el templo anterior. La torre cuadrada, a los pies, posee cierto aire de fortaleza a causa de las almenas decorativas que la coronan.

Su interior alberga algunas obras de interés. El retablo de Santa Ana está perfectamente documentado. En 1589 fue encargado por Pedro Martínez Rubio al pintor de Albarracín, Gerónimo Moya de Contreras, y, tras solucionarse un pleito sobre su tasación, fue instalado en 1592. En la tabla central aparecen San Joaquín y Santa Ana, y a los lados San Antón y San Pedro. De ese mismo momento es el retablo viejo de la Virgen del Rosario. En el siglo XVII se realizaron el retablo mayor y el de la Virgen del Pilar. El resto de retablos son del siglo XVIII, algunos de ellos con decoración de estilo rococó, como el de San Pedro.

El ayuntamiento, realizado en piedra de rodeno, reproduce el tipo habitual con lonja de dos arcos en el piso inferior.

En la plaza del ayuntamiento se encuentra una escultura del Sagrado Corazón, obra del escultor Vicente Cutando.

La ermita de la Virgen de los Ángeles es una sencilla construcción de una nave, con el presbiterio separado por una reja, quizás construida en el siglo XVI.

La ermita de San Roque, también de una nave, presenta techumbre de madera sustentada por cuatro arcos.

La ermita de los Santos de Piedra, dedicada a San Abdón y San Senén

Siguiendo el camino que lleva al castillo se llega al paraje de los Arejos del Cardoso, donde el escultor peruano Mauro Mistiano ha grabado en el rodeno de la zona un tumi, cuchillo ritual inca, en cuyo mango se representa al dios sol Wiracocha.

Los santos de piedra, que es como se conoce a San Abdón y San Senén, son festejados como patronos el último fin de semana de julio. Se corren vaquillas en la plaza del pueblo y se acude en romería a su ermita, donde se cantan los gozos, se hace una procesión a su alrededor y se come al aire libre. A la vuelta, como manda la tradición, se para en el Corral del Trago que, como se deduce por su nombre, es lugar donde se bebe vino utilizando como recipiente una teja a la que se han practicado tres agujeros, lo que entraña una habilidad imposible de lograr. Al llegar al pueblo se sacan todos los santos de la iglesia para realizar la procesión. La noche del sábado los mozos y las mozas recorren las calles, cantando ingeniosas coplillas con el fin de que la gente les regale tortas huecas, que al día siguiente constituyen la base de la sopeta al comerse con ponche.

En Semana Santa, durante la procesión del Encuentro se sustituye el manto negro de la Virgen por otro blanco en señal de alegría.