Un claro del bosque, que suele tener agua de forma permanente, aunque hay otras en el interior de la zona arbolada. Corresponden a áreas de subsidencia de los sedimentos rojizos, seguramente de edad pliocuaternaria, que recubren las calizas jurásicas, amoldándose topográficamente a los procesos de disolución que afectan a las mismas. Extensos bosques de repoblación se extienden por toda esta zona relativamente llana que comienza a ascender hacia el oeste al meternos de lleno en el macizo paleozoico del Collado de la Plata, donde aún es posible encontrar la entrada de algunas de las viejas minas de hierro y restos de cuarcitas con trazas de azurita y malaquita, de las que se extraía cobre.

Aquí se localizan importantes masas de sabina albar, con una importante presencia de enebros, pero con un tapiz herbáceo escaso y dominado por especies de carácter seco. También es importante destacar el paraje de la Balsa del Pinar, como un ejemplo de la distribución espacial de la vegetación en función de la humedad, presentando de dentro a fuera herbazales sumergidos, juncales con presencia de Eleocharis palustris, pastizales palustres que se agostan en verano, alternando con pastizales húmedos inundados periódicamente.

En la parte alta del pueblo se alza la iglesia de la Asunción. La actual construcción se levantó en el siglo XVIII, con tres naves, cubierta la central con bóveda de medio cañón con lunetos, mientras las laterales combinan la bóveda de arista y la de crucería, quizás reaprovechadas de la iglesia anterior del siglo XVI. La torre, a los pies, se compone de un macizo cuerpo cuadrado rematado por otro octogonal abierto con una serie de vanos alargados, uno por cada cara. Posee un retablo de estuco del siglo XVIII.

El lavadero se decora con elementos de prosapia clásica, con friso de triglifos y metopas, y está rematado por un frontón.
Los patronos, la Virgen de la Asunción y San Roque, se celebran a mediados de agosto, pero la fiesta más destacada del calendario local es la romería al santuario de Nuestra Señora de la Fuensanta, en el término de Villel. El domingo de la Ascensión, en mayo, se acude junto a Tramacastiel, Cascante del Río y Valacloche, y el primer sábado de agosto se reúnen todos los pueblos de la comarca que en distintas fechas de mayo han peregrinado en la «Fiesta de la Rogativa», donde los aspectos de unión comunitaria y lúdicos priman sobre el puramente devocional, si bien el santuario es venerado por sus factores curativos y protectores.