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Ríos de Piedra Orihuela

Ríos de Piedra en Orihuela del Tremedal

ORIHUELA-NOGUERA-BRONCHALES-ORIHUELA

Disfruta de impresionantes paisajes y naturaleza en estado puro con esta fantástica ruta que nos lleva a conocer varios de los lugares más emblemáticos de la Sierra de Albarracín.

Una ruta de altura, en la que podremos encontrar paisajes tan especiales como los ríos de piedra, la laguna de Noguera, simas y dolinas o los majestuosos pinares de Bronchales y Orihuela.

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Municipios que vamos a visitar en la ruta 1

Mapa de la ruta

Fotos de la ruta Mar de pinos y ríos de piedra

Descripción de la ruta

Cuando el visitante se acerca a esta ruta desde los llanos de Pozondón o desde la paramera de Alustante, quedará sorprendido al pasar de una zona sin apenas arbolado, a encontrarse con una muralla de verde continuo de distintos tonos que cubre las laderas de una sierra continua y agreste. Como por arte de magia el paisaje cambia de manera radical, invitando al visitante a adentrarse en la umbría y el frescor de los bosques de la Sierra del Tremedal.

Se trata de una ruta circular de casi 40 km por carretera, pudiendo comenzar por cualquiera de los tres municipios que se recorren, según la localidad donde se pernocte.

Laguna de Noguera

Laguna de Noguera

Si comenzamos por Orihuela, debemos detenernos a contemplar su magnífica iglesia parroquial, la de San Millán, quizás el mejor templo barroco de toda la provincia de Teruel, así como el pórtico del Ayuntamiento y algunas de sus casas nobles. Desde allí subiremos por una pista asfaltada hasta el santuario de la Virgen del Tremedal. De vuelta del Santuario cogeremos la carretera hacia Noguera de Albarracín. Esta estrecha carretera recorre un extenso bosque de pino albar, formaciones geomorfológicas tan interesantes como los ríos de piedra. Y si circulamos sin premura podremos contemplar a los ciervos, gamos y corzos que abundan en el recorrido.

Tras pasar el puerto de Noguera transcurriremos paralelos al valle de la Garganta, presidido por la curiosa Peña del Castillo, pitón volcánico de considerables dimensiones. Un mosaico de colores nos acompañará si estamos en otoño; robles, arces, mostajos, serbales y el verde oscuro del pino nos deleitarán durante todo el recorrido. Tras 17 km de hermoso recorrido, llegaremos a la localidad de Noguera, desde donde se puede acceder al Barranco de la Tejeda, precioso recorrido llenos de fuentes y manantiales. Desde ahí subiremos hacia Bronchales, por una carretera que también tiene magníficas vistas.

Ya en Bronchales (pueblo con mucha tradición turística y buenos servicios) cogeremos la pista asfaltada que une la TE-V-9031 con la A-1512, ya que desde esta pista se accede a varios de los puntos más interesantes de la ruta (Sierra Alta, laguna del Cerritón, Fuente del Canto y sus tremedales…..). Una zona también magnifica para observar en otoño multitud de especies de setas que harán el deleite de los paseantes con sus llamativos colores y formas. También podremos parar bajo la sombra de los pinos silvestres y disfrutar del sonido y sabor de las cristalinas aguas de sus fuentes y manantiales. Una vez recorrida esta pista saldremos de nuevo a la TE-1512 dirección Orihuela del Tremedal, terminando la ruta donde la iniciamos.

Senderos, camina para descubrir el entorno de la ruta

Senderos
Sendero PR-TE 130
Sendero PR-TE 131
Sendero PR-TE 132
Sendero PR-TE 3
SL-TE 43: Camino de los Griegos (Travesía 5,7 km)
SL-TE 45: Mirador De La Portera (Travesía 8,9 km)
SL-TE 46: Las Celadas (Circular 3,7 km)
SL-TE 49: Barranco De Las Cuevas (Travesía 5,5 km)
GR 10.1 – Etapa 6: Griegos – Orihuela Del Tremedal
GR 10 – ETAPA 11: Bronchales – Orihuela Del Tremedal
GR 10 – ETAPA 10: Monterde De Albarracín – Bronchales
Camino del Cid
IE-034 Sierra de Albarracín y Montes Universales

Puedes hacer clic en el nombre de cada sendero en el menú para acceder a la información más detallada.

Entorno natural de la ruta

Geomorfología y Paisaje

En esta ruta podremos encontrar tres grandes unidades de paisaje;

1. La depresión fluvio-kárstica o polje, formada en calizas de unos 7 km de longitud, de los que buena parte pertenece al término de Bronchales, y que se prolonga hasta Orihuela del Tremedal. La depresión se formó como una fosa de hundimiento entre el macizo paleozoico del Tremedal y las parameras calizas mencionadas; su fondo se compone de arcillas y cantos que originan una superficie muy plana, el principal espacio cultivado de la zona. En estas parameras es donde podemos encontrar las «celadas», grandes dolinas o depresiones formadas por los intensos procesos kársticos que han sufrido los materiales calizos.

Celada de Bronchales

Dolina en forma de embudo

Sima de Bronchales

Sima de Bronchales

2. Macizo paleozoico del Tremedal, formado por cuarcitas y pizarras paleozoicas, en buen estado de conservación. En esta unidad encontramos las espectaculares formaciones peri glaciares denominadas «Ríos de Bloques o de Piedra». También son muy destacables, las laderas de bloques producidas por la alteración mecánica de la cuarcita por gelifracción (rotura de rocas producidas por la acción del agua acumulada en las grietas de las rocas, que al congelares hace efecto de cuña y produce su fisuración). También merece la pena observar los formaciones de pizarras ampelíticas, que aparecen intercalas entre las formaciones de cuarcitas y rocas porfídicas. Son pizarras muy meteorizadas que generan extraños paisajes y que obligan a la vegetación a crecer de manera extrema.

Pizarras en la garganta de Noguera

Paisaje característico de las pizarras

3. Afloramientos de Rocas volcánicas, principalmente dacitas y riolitas, configuradas como unos mogotes abruptos que por su color diferente se identifican claramente en el paisaje. Sobre sale la Peña del Castillo como elemento más representativo de estas formaciones.

Pitón volcánico de la Peña del Castillo.

Pitón volcánico de la Peña del Castillo.

Destacar también la gran cantidad de fuentes y manantiales que podemos encontrar a lo largo de todo el recorrido, muchas de las cuales, están asociadas a áreas recreativas preparadas con mesas y fogones para el descanso y goce del viajero.

Sabinas

Vegetación

Sobre la base geomorfológica anteriormente descrita se desarrollan unas comunidades vegetales muy interesantes, de las que destacan;

Bosques de roble melojo, crecen exclusivamente en terrenos silíceos de cierta humedad y elevación (Su rango de altitud está entre los 1.200 y los 1.600 metros de altitud). Ocupan las laderas y son paulatinamente sustituidos por los pinares. Son bosques con una orla arbustiva muy interesante, ya que podemos encontrar acebo, avellano, tejo, mostajo, arraclán… todos ellos indicadores de ambientes húmedos.

Bosque de melojos

Bosque de melojos

Una extensa masa de pino albar, que ocupa las faldas y partes más elevadas de la Sierra del Tremedal y entre el que se encuentra una gran variedad de especies vegetales favorecidas por los diferentes ambientes que se dan en el pinar: entre ellas cabe destacar por su rareza las turberas o como en la zona se denominan «tremedales»: Estos tremedales han sido declarados como sitio Ramsar “Tremedales de Orihuela”. Es en estos inmensos bosques donde en otoño fructifican multitud de setas que harán las delicias de los aficionados a la micología. B

En las zonas más elevadas y expuestas por encima de los 1.700 m, encontramos arbolado disperso de sabina albar, bajo las cuales existe un denso tapiz de chaparras o sabinas rastreras. Estos bosques representan reliquias del Terciario, en las que dominaba un clima mucho más frío del actual. Es el árbol más austero de nuestra flora, capaz de colonizar suelos esqueléticos en un ambiente de acusada continentalidad con fríos extremos y bajo soles abrasadores. Además de la sabina rastrera le acompañan con frecuencia congéneres como la sabina negral y el enebro.

Por último y asociados a los cauces de los ríos encontramos los bosques ribereños, que también merecen un alto, sobre todo en otoño, donde los colores rojos de las hojas del álamo cano y el amarillo del álamo negro no nos dejarán indiferentes, estos bosques posen un gran valor ecológico y paisajístico.

Esta ruta discurre por un sistema de depresiones kársticas denominadas poljes. El término polje, en lenguas eslavas, significa «campo cultivado», pero ha sido adaptada por la literatura técnica del karrst como denominación de una gran depresión cerrada de fondo plano y origen kárstico o fluvio-kárstico. Concretamente en esta ruta encontramos el sistema de poljes denominado Guadalaviar-Villar del Cobo-Frías de Albarracín, que forma parte de un sistema mayor que se prolonga hacia el sur por el Alto Tajo y la Serranía de Cuenca. Este origen geomorfológico es el que se nos representa en forma de grandes valles como la Vega del Tajo, Valtablado, valle de la Fuente del Buey, etc.

Vistas de la Vega del Tajo

Vistas de la Vega del Tajo

Dentro de este sistema de poljes encontramos otras estructuras geomorfológicas muy llamativas e interesantes; las dolinas; cavidades kársticas cerradas, de contorno circular u oval, con morfología diversa, con drenaje subterráneo y cuyo diámetro es normalmente mayor que su profundidad. En los casos en que las paredes de las dolinas sean abruptas y con una profundidad mayor que el diámetro hablaremos de simas.

Vegetación

El paisaje vegetal de esta ruta está muy influenciado por la presencia humana, siendo el principal las cuatro grandes formaciones vegetales componen el paisaje vegetal de la ruta:

Bosques de roble melojo (Quercus pyrenaica), crecen exclusivamente en terrenos silíceos de cierta humedad y elevación (Su rango de altitud está entre los 1.200 y los 1.600 metros de altitud). Ocupan las laderas y son paulatinamente sustituidos por los pinares. Son bosques con una orla arbustiva muy interesante, ya que podemos encontrar acebo, avellano, tejo, mostajo, arraclán… todos ellos nos indican que estamos ante zonas con una media de precipitación elevada.

Bosque de melojos

Detalle del melojar, al fondo se observa una formación de laderas de bloques

Una extensa masa de pino albar (Pinus sylvestris), que ocupa las faldas y partes más elevadas de la Sierra del Tremedal y entre el que se encuentra una gran variedad de especies vegetales favorecidas por los diferentes ambientes que se dan en el pinar: entre ellas cabe destacar por su rareza las turberas o como en la zona se denominan «tremedales»: se forman en laderas de poca pendiente o vaguadas que mantienen un encharcamiento constante. La vegetación que crece sobre este sustrato está formada por musgos del genero Spahgnum y ciperáceas. La acumulación de restos vegetales que no se pueden descomponer acaban formando turba, dando al suelo una consistencia esponjosa embebida en agua que produce el efecto característico de temblor al pisarlo (por eso se denominan tremedales). En ellas se desarrollán plantas tan curiosas como las insectívoras droseras y pingüícolas.

Bosque de pino albar, anillo de árboles aprovechando la formación de las cuarcitas

Bosque de pino albar, anillo de árboles aprovechando la formación de las cuarcitas

Bosque de pino silvestre

Bosque de pino silvestre

En las zonas más elevadas, por encima de los 1.700 m, encontramos arbolado disperso de sabina albar (Junipherus thurifera), bajo las cuales existe un denso tapiz de chaparras o sabinas rastreras (Juniperus sabina). Estos bosques representan reliquias del Terciario, en las que dominaba un clima mucho más frío del actual. Es el árbol más austero de nuestra flora, capaz de colonizar suelos esqueléticos en un ambiente de acusada continentalidad con fríos extremos y bajo soles abrasadores. Además de la sabina rastrera le acompañan con frecuencia congéneres como la sabina negral (J. phoenicia) y el enebro (J. communis).

Sabina rastrera tapizando el suelo

Sabina rastrera tapizando el suelo

Ladera con sabinas y enebros

Ladera con sabinas y enebros

Los bosques ribereños también merecen una visita, sobre todo en otoño, donde los colores rojos de las hojas del álamo cano (Populus canescens) y el amarillo del álamo negro (Populus nigra) no nos dejarán indiferentes, estos bosques posen un gran valor ecológico y paisajístico. literalmente se encuentran adosadosa los cauces de los ríos y arroyos de la Sierra, formando bosques lineales, sotos fluviales

Bosque de ribera, en primer plano Álamo cano

Bosque de ribera, en primer plano Álamo cano

Detalle de chopera en el río Guadalaviar

Detalle de chopera en el río Guadalaviar

No debemos olvidar los árboles monumentales o singulares que podemos encontrar en nuestro recorrido;

En Orihuela del Tremedal:

  • Melojo del Villarejo
  • Pino rodeno de la Solana del Cerro Gordo
  • Pino silvestre del Barranco de la Tejeda
  • Pino silvestre del Villarejo

En Noguera:

  • Pino silvestre de la H
  • Quejigo del Rebollar
  • Sabina albar de la Roca

En Bronchales:

  • Pino silvestre de la Cruz de la Ánimas
  • Carrasca de la Majada del Alto
  • Quejigo dela Paridera del Concejo
  • Sabina Grande

Fauna

Durante toda la ruta debemos tener presente, que en los inmensos bosques que nos rodean viven multitud de animales. Los más destacables por su tamaño y belleza son los ungulados; ciervos, gamos y corzos son relativamente fáciles de observar, tanto es sí que se recomienda circular con mucha precaución por la ruta, sobre todo por la noche, para evitar una colisión fortuita con alguno de estos animales.

Macho de corzo

Macho de corzo

Macho de ciervo

Macho de ciervo

Un periodo muy interesante para hacer la ruta es el mes de septiembre, ya que coincide con el periodo de celo del ciervo; la denominada «berrea«, donde se puede disfrutar de uno de los espectáculos más impresionantes de la naturaleza ibérica, el sobrecogedor sonido que emiten los machos de ciervo, que retumba en los valles y no deja indiferente a nadie. También es en esta época donde más fácilmente se pueden observar a los animales, puesto que se concentran en las zonas de berrea.

Tampoco debemos olvidarnos del jabalí y de la cabra montés, especies cada vez más abundantes por la zona.

Si permanecemos atentos podremos oír y observar, sobre todo en los de ambientes forestales, el repiqueteo del pica pinos sobre la madera de un árbol, o la voz de alarma del arrendajo en mitad del bosque.

Las rapaces también abundan sobre todo el rápido azor que como un avión acrobático vuela entre los árboles del bosque.

Los tremedales, manantiales, ríos y arroyos que abundan en el recorrido son los hábitats idóneos para encontrar una importante comunidad de anfibios, destacando la ranita de San Antón que capaz de trepar a robles y pinos desde donde captura a sus presas.

Sapo común

Sapo común

Otra fauna muy abundante y que destaca por su colorido y belleza son los lepidópteros; mariposas y polillas. En la ruta y asociados a los pinares albares podremos observar en primavera a la bella mariposa isabelina.

Gran pavón de noche, otra de las bellas polillas que pueden encontrarse en la ruta

Buho real

Buho real